Durante noviembre, por el día de los muertos, parece que se pone este tema sobre la mesa, aunque sea un poco. Que gran tabú la muerte, algunos autores hablan de que todos nuestros miedos tienen raíz en el miedo a la muerte. En este artículo te comparto algunos de los aprendizajes de mi experiencia trabajando en un equipo de cuidados paliativos, bien cerquita de la tan temida muerte.
Fui yo la que me acerqué al equipo a preguntarles si podía aportarles siendo nutricionista. Tenía muchas ganas de integrar el equipo y sentía que tenía algo para aportar, pero nunca había asociado la nutrición al proceso del fin de la vida. Luego me di cuenta de lo importante que era.
Muchas personas por aquel momento me decían: “Ally, no se cómo haces, yo no podría”. A mi siempre me llamaron la atención los temas más duros de nuestra humanidad. Algo que al parecer traigo de fábrica, dicen que mi luna en escorpio me da la habilidad de acompañar en cuestiones difíciles y profundas.
Te comparto a continuación 5 de los tantos aprendizajes que tuve gracias a haber trabajado durante 3 años en cuidados paliativos.
Aprendizaje 1 - Valorar más la vida
En el 2017 participé de un curso de cuidados paliativos en Chile. Hacía 3 días que asistía a las diferentes charlas y talleres, 3 días enteros hablando de la muerte, ese día durante la pausa del mediodía salí a comer y recuerdo pensar “hace 3 días me hablan de la muerte y nunca me sentí tan viva”.
Tanto hablar en profundidad de este tema como estar cerca de alguien que está transitando el fin de su vida te hace valorar más tu bienestar. Aunque nunca sabemos que tan lejos está la muerte de lograr alcanzarnos, ese contraste ilusorio te llena de vida, de tu propia vida.

Imagen tomada de internet – Desconozco su autoría.
Aprendizaje 2 – Hablar de lo que queremos y no queremos
Otro aprendizaje fue poner en palabras lo que quiero que pase cuando llegue mi muerte. Quizás antes de trabajar en el equipo no lo había pensado, pero me ayudó a preguntarme, ¿Qué quiero que pase con mi cuerpo físico cuando me muera? Y antes de ella, ¿qué tratamientos estoy dispuesta a recibir y cuales no? Aprendí que no se trata de sostener la vida “bajo cualquier circunstancia”, podemos elegir que es digno para unx mismx y que no.
Esto me llevó a una charla con mi madre en la que me dijo que quería y que no. Es un gran regalo poder saber esto sobre ella. Para que, si el día de mañana se da una situación dónde no esté consciente yo pueda tomar decisiones que estén alineadas con lo que ella realmente quería. Esa fue una de las tantas charlas sobre la muerte que he tenido con mi madre, y la verdad que muy lejos de generarnos tristeza, creo que nos brinda un alivio enorme. Por eso es importante hablarlo, que las personas cercanas sepan que queremos.
Hablar también de lo que queremos que pase antes, pensar en que queremos que pase cuando lleguemos a cierta edad (si es que llegamos), por ejemplo: ¿vos sabés que quieren tus padres para su vejez? En caso de que aún estén en este plano. O ¿sabes qué querés vos? ¿Se lo contaste a alquien? En caso de que no, es una linda oportunidad para hablarlo. Cuánto alivio nos da poder hablar de estos temas, y saber lo que quieren las personas de nuestro entorno cercano.
Aprendizaje 3 – No todo es tristeza
Aprendí que hablar de la muerte no sólo implica ponerse triste. Hablar de la muerte o estar cerca de ella trae otras emociones, como sentir un amor inmenso en el ambiente, o incluso puede aparecer el humor.
Recuerdo en algunos encuentros con personas que estaban en el final de sus vidas terminar casi llorando de la risa, reírnos de la vida y sus vueltas, de anécdotas o recuerdos, hasta de nosotrxs mismxs. Incluso cuando la persona ya no está, podemos reunirnos a celebrar su vida, a recordar momentos felices.
Por supuesto que no todo es risa, pero tampoco todo es llanto y tristeza. Hay también momentos de reflexiones donde una paz profunda invadía todo el consultorio. Lo que he visto es que estar cerca de la muerte te llena de una humanidad increíble, incluso de algunas emociones que no sabías que podías sentir.
4 – Decir más “te quiero” y “gracias”.
Aprendí también a no postergar tanto las cosas, sobre todo decir más “gracias” y “te quiero”. Después de haber visto muchas palabras atragantadas en las gargantas de las familias, me he dado cuenta de lo importante que es decirle a alguien querido lo que sentís.
Por su parte, manifestar agradecimiento a la vida, hay tanto por agradecer que a veces en la diaria no somos conscientes de todo lo que somos y lo que tenemos. Haber estado cerca de la muerte me permitió ser más consciente, más agradecida y decir más veces “te quiero”.
Nunca sabemos cuándo va a ser la última vez que vemos a alguien. Yo por las dudas, siempre les digo a mis padres que los quiero, nunca sobran esas palabras, me da paz no perderme cada oportunidad que tengo de decírselo. El día de mañana quiero estar tranquila con eso, lo que puedo hacer hoy es no postergarlo.
5 – El alivio es más importante que las reglas
La verdad es que nunca fui muy amiga de las reglas estrictas, me gusta mucho más guiarme por lo empírico, poner sobre la mesa los beneficios y consecuencias de cada situación. Trabajar en cuidados paliativos me permitió actuar con libertad y romper reglas que no tienen sentido cuando estamos en un momento tan delicado.
Te cuento un caso puntual. Cuando trabajaba en el hospital, una persona que estaba ya en sus últimos momentos me llamó para pedirme helado, le dije “si claro”, le llevé el helado y me quedé junto a el, lo terminó y me pidió otro, y luego otro más. Y le llevé los 3 helados con total liviandad. La nutrición clásica hablaría de excesos (de hecho a mis compañeras les parecería una locura, tengo varias historias de esas pero prefiero guardármelas). Ese hombre estaba disfrutando, sentía alivio por recibir en su cuerpo ese alimento dulce y frío. Ese alivio era mayor que cualquier regla.
También he visto que a cada persona y a cada familia le alivia algo diferente, es necesario tener los ojos y el corazón abiertos para acompañar sin juzgar, para respetar las decisiones de otras personas y asegurar que puedan pasar ese momento con la mayor paz posible, disminuyendo cualquier situación que pueda interferir en esa calma. El alivio es un gran aliado en muchísimos momentos de la vida diaria también.
Ser vulnerables
Creo que una de las razones principales por las que disfrutaba acompañar estos procesos es porque cuando estamos tan cerca de la muerte aparece lo más bello de nuestra humanidad. Es una instancia donde ser vulnerable de alguna manera está aceptado socialmente. También reflexiono mucho sobre por qué no nos mostramos más sensibles y vulnerables en nuestras vidas, no teniendo que esperar al final para tomar contacto con esa parte tan humana que todxs tenemos.
Hablemos de ello o no, todos nos vamos a morir, lo sabemos. Pero creo que hay una gran diferencia cuando podemos hablar de la muerte. La vida tiene un mayor sentido, no queremos perder tiempo en superficialidades. Nos permite valorar más el tiempo presente.
Sobre la alimentación
Para terminar, otra breve reflexión. Con respecto a la alimentación muchas veces en distintas situaciones me pregunto internamente, ¿cuánto tiempo más vas a perder odiando tu cuerpo? ¿Cuándo vas a empezar a disfrutar de este hermoso regalo de la vida que es poner los sentidos a jugar a favor de tu alimentación? A veces me animo a hacer estas preguntas en las sesiones, aunque siento que debo tener mucha delicadeza porque puedo no tener información sobre como gestiona las pérdidas la persona que tengo adelante.
Mientras escribo estas líneas pienso que me gustaría hacer más veces estas y otras preguntas sobre el tema, no para fomentar el miedo, sino para valorar el tiempo que tenemos ahora.
Si algo de todo esto te quedó resonando me encantaría que me hagas llegar tus comentarios.

Gracias Allyson por compartir tus experiencias,reflexiones y sentires de tan bella manera.Una gran inspiración.
Todo lo mejor!
Alicia, muchas gracias por tu lindo comentario. Me alegra mucho que te haya gustado. Beso grande!