Licenciada en Nutrición Allyson Monzón

¿Atrapada en el círculo restricción-exceso?

Una de las señales de que el vínculo con la alimentación no va bien es restringir alimentos y luego comer en exceso. Si te pasa, quiero que sepas que es mucho más común de lo que pensás, y que además es posible salir de ese lugar. Entendamos porque pasa esto para luego hacer algo al respecto.

Nuevo concepto (3)

Con frecuencia llegan personas a mi consulta que tienen la tendencia a evitar alimentos o tiempos de comida, con la creencia de que es un comportamiento que va a ayudar a mejorar su alimentación.

Estar en el círculo de restricción – exceso genera mucha frustración. Se suele vivir en soledad ya que hay vergüenza de asumir este mecanismo frente a otras personas.

Existe un pensamiento muy arraigado a nivel social de que es algo beneficioso restringir, saltear o evitar comidas, con el fin de ingerir menos alimentos. Pero lo que nos estamos asegurando al hacer esto es un exceso posterior.

Este mecanismo se pudo haber iniciado en un periodo de dieta, de cambio de hábitos o simplemente por creer que es bueno o necesario, pero quedó muy arraigado y hasta se realiza de forma automática. Muchas personas no se dan cuenta que están en este mecanismo, incluso aunque lleven tiempo haciéndolo.

Pensamientos extremistas, acciones extremistas

Los pensamientos del tipo “todo o nada”, “blanco y negro”, son los que establecen las bases de este comportamiento. Heredado principalmente de la cultura de dietas, donde siempre los alimentos o los hechos están etiquetados como buenos o malos y la persona queda en la sensación de estar atrapada por este mecanismo. 

Un ejemplo claro es la restricción o limitación de la alimentación durante la semana y al llegar el viernes es como si tomara el control el “monstruo de la gula” y se deriva en un exceso ya sea en cantidades o en diversos alimentos. Ese es el efecto de haber restringido antes. 

Para salir de ahí, por supuesto que lo primero es identificarlo. Pero no alcanza con cambiar el comportamiento, es necesario también cambiar los pensamientos que originaron esta dinámica y darle paso a una nueva manera de vincularte con la alimentación, libre de extremos, ahí donde encontramos el equilibrio.

El conflicto se inicia en la restricción

Me interesa definir a que me refiero con restricción, y estoy hablando de una acción dónde existe la señal de hambre o el deseo de comer, pero esta se posterga de alguna manera, ya sea por olvido, por intentar comer menos o por la creencia de que aguantarse el hambre es bueno para reducir la cantidad de alimento que se come en el día. Por supuesto, esto también se ve en las dietas o planes de alimentación, donde seguís una estructura que no contempla las señales del cuerpo.

He observado que lo más frecuente es que si hay una restricción de este tipo, sea voluntaria o por olvido, va a venir acompañado un exceso. Puede ser en el mismo día, en el fin de la semana, en un momento de estrés o frente a un estímulo puntual, esto depende de cada persona.

Es frecuente que se piense que el problema está en el exceso, pero en realidad lo que desencadena el mecanismo es la restricción.

Los humanos no llevamos bien lo de los puntos medios, pasamos de un extremo al otro, creo que con la buena intención inicial de compensar de alguna manera. Pero los extremos son dos caras de la misma moneda y no hacen más que reforzar esa especie de círculo vicioso.

Hay excepciones por supuesto, en casos de trastornos de la conducta alimentaria restrictivos, dónde el exceso puede no aparecer (o quizás se manifieste en otras conductas que no incluyen alimentos). También hay casos dónde hay más predisposición al exceso, con respecto a la alimentación, pero si indagamos más a fondo existen restricciones de otro tipo, como pueden ser limitar ciertas actividades placenteras, por ejemplo la vida social.

Volviendo al tema puntual de restricciones y excesos con la comida, existen diversos factores que pueden disparar esta conducta, entre ellos el haber hecho dietas, el haber estructurado la alimentación dónde no se da lugar al disfrute de comer ni a la flexibilidad, dónde se ignoran las señales biológicas de hambre y saciedad, también pueden darse a partir de experiencias en la infancia dónde había mucha restricción en casa o, por su parte excesos. Cada persona tiene su propia historia, su individualidad es lo que cuenta.

Estas acciones están dirigidas por una creencia. Si querés salir del círculo restricción/exceso, es necesario empezar a pensar diferente.

En el siguiente artículo seguimos conversando sobre este tema y te comparto algunos consejos para dar los primeros pasos para salir de este mecanismo.

Espero que este artículo te haya aportado para ir dando claridad si estás pasando por esta situación.

Nutricionista Allyson Monzon

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