En esta segunda parte sobre el circulo restricción – exceso, te cuento como dar los primeros pasos si te diste cuenta que esto te está pasando y querés salir de ahí.
Consejos para dar los primeros pasos
Hablo de los primeros pasos, porque quiero aclararte que esto implica un proceso y un compromiso de tu parte. Es posible salir de ese círculo, por supuesto que es posible. Pero preguntate cuanto tiempo hace que venís actuando de esa manera, consciente o inconscientemente. Seguramente sea una práctica muy arraigada, y la realidad es que eso requiere de un tiempo para cambiarlo.
Por favor, no pienses que el cambio es de un día para otro. Tampoco existe una fórmula que funcione para tod@s por igual. Quiero compartirte algunos pasos iniciales que pueden acompañarte, pero eso no significa que de verdad funcione para vos. Te propongo una guía que podés adaptar a tu situación y tomar lo que más te resuene. Desconozco tu situación puntual, y la verdad es que eso influye mucho en el proceso. Escribo este artículo porque quiero contarte algunas líneas generales por si esto te está pasando, para que puedas ver algunas posibilidades. Pero siempre se debe tener en cuenta tu individualidad.
Un cambio real en el vínculo con tu alimentación va a requerir que te involucres en el proceso.
El rol de la incomodidad
También quiero aclararte que, desde mi perspectiva, el cambio no se trata de “fuerza de voluntad” o de sufrimiento. Quizás esto te suene o ya hayas intentado salirte de ese círculo a base de fuerza de voluntad y no lo lograste. ¿Puede ser?
Dejemos atrás las viejas creencias de que todo tiene que ser a base de sufrimiento, eso está obsoleto. Quiero que hablemos de algo distinto, y se trata de INCOMODIDAD. Cuando hacemos algo nuevo, algo distinto, nos incomodamos. Los adultos nos hemos olvidado, como bien lo saben los niños, que cuando aprendemos algo nuevo nos vamos a equivocar muchas veces hasta lograrlo.
Si de verdad querés el cambio, te invito a incomodarte, a permitirte equivocarte en el camino. De hecho, creo que es la única manera de salirnos de un círculo vicioso, porque estamos aprendiendo una forma nueva de vincularnos con el alimento, y eso puede ser muy incómodo en el durante, pero es un camino hacia algo nuevo, que trae mucho más bienestar. Y además, incomodarnos no es tan terrible. 😉
Primeros pasos
En temas de alimentación siempre hay algo más para observar, ver, analizar y todo va a depender de cada persona, su historia e individualidad. Es un tema muy complejo y que da mucho para analizar. Cómo te decía, las herramientas para el cambio dependen mucho de tu situación. Pero quiero dejarte algunos pasos simples para que puedas iniciar el camino:
1). Escribí. Buscate un cuaderno donde puedas escribir como te vas sintiendo y todo lo que quieras dejar por escrito. No necesitás leerlo después si no querés, es solo para dejar ahí pensamientos recurrentes sobre tu vínculo con la alimentación, para que puedas ir liberándolos y dándote cuenta de cómo pensás tu vínculo con la alimentación. Escribir es una herramienta muy poderosa y además te da mucha claridad sobre como estás pensando. Recordá que es importante identificar los pensamientos que sostienen este mecanismo.
2). Autoobservación. Acá puede venir lo más incómodo. Observate, mirá lo que hacés a diario, pero por favor, no te juzgues. El juicio solo va a generarte más frustración. Cuando empezamos a ver nuestros comportamientos es incómodo, pero ahí te vas a dar cuenta de muchas cosas. Observá cuando restringís y que pasa después, en el día o en la semana.
3). Empezá a escuchar la señal de hambre y atenderla. Esto no implica salir corriendo a comer ni bien sientas hambre (no nos vayamos a los extremos), pero no dejes que se acumule ni mires para un costado. No podemos engañar al cuerpo, si tenés hambre es porque estás necesitando alimento. Hay veces que puede no ser hambre biológica, pero tranquila, a medida que te vayas observando vas a ir diferenciándolo y eso lo hablaremos en otro artículo.
Lo importante es que empieces a reconocer las restricciones para poder minimizarlas y alimentarte cuando el cuerpo lo necesita. También observarte puede ayudarte a ver cuando no comés por hambre y ver que es eso otro que estás tapando con comida o que otra cosa estás necesitando. Pero se honesta contigo, pregúntate si tenés hambre de verdad y si es que si, comé.
Estás iniciando un nuevo camino más amoroso contigo, paso a paso vas a ir avanzando, esto requiere de paciencia y comprensión. Identificá las formas viejas de vincularte con la alimentación para poder ir dejándolas atrás. Y sobre todo no te juzgues y se generos@ contigo.
